Marc Márquez ha dado un nuevo golpe en la mesa para ganar el Mundial de MotoGP tras su victoria más que ajustada en el Gran Premio de Tailandia que se celebró en el circuito Chang de Buri Ram, por delante del italiano Andrea Dovizioso y del también español Maverick Viñales, que pasó línea de meta antes que su compañero de Yamaha Valentino Rossi, cuarto. Con este triunfo, Márquez amplía la ventaja a 77 puntos en su carrera para conquistar su quinto mundial de MotoGP.
El final era digno de Moto3 por lo reñido que estaba y el grupo de hasta cuatro pilotos que lo conformaban -los anteriormente descritos-. Estando Márquez y Dovizioso prácticamente emparejados antes de entrar en la última curva, el italiano se tiró para coger la, teóricamente, mejor trazada y Márquez debió recular y aguardar durante unos instantes por detrás del italiano aunque sin perder ritmo y acelerando antes que éste para salir con más fuerza de la curva. Esa maniobra le supuso cruzar la meta sólo con 3 milésimas de ventaja sobre el de Ducati.
No falló en la salida Marc Márquez, al contrario que Maverick Viñales y de la cuarta plaza inicial pasó a la sexta, superado por Crutchlow y el francés Johann Zarco. Aunque a la quinta vuelta la carrera tomaría otro color, ahora con Valentino Rossi como líder, por delante de Dovizioso, que también adelantó a Marc Márquez y con Crutchlow y Maverick Viñales ya tras la estela del líder del mundial.
La carrera no había hecho más que comenzar y cada piloto estaba intentando llevar a cabo la estrategia que más le interesaba. En la vuelta once llegó el primer punto de inflexión de la carrera ya que en la recta antes de la curva tres, Dovizioso superó fácilmente a Rossi y Márquez hizo lo propio unos metros más adelante, mientras Rins superaba a Pedrosa y se ponía tras la estela de Maverick Viñales, sin que ninguno pudiese escaparse de su oponente más próximo.
Poco a poco al trío de cabeza, Dovizioso-Márquez-Rossi, se estaban acercando Viñales y Pedrosa, aunque instantes más tarde, en la curva cinco, el piloto de Repsol Honda se iba por los suelos cuando era quinto al entrar completamente 'colado'. Viñales logró engancharse antes de acabar la vuelta al colín de la moto de Rossi y en el vigésimo giro le superó para iniciar la caza de Dovizioso y Márquez, que contaban con unas pocas décimas de segundo deventaja.
A menos de cuatro vueltas para el final, en la curva tres, Márquez hizo un primer intento de adelantar a Dovizioso, pero se coló de trayectoria, recuperó la posición y esperó una nueva oportunidad, que llegó una vuelta más tarde, cuando ambos se enzarzaron en sendos adelantamientos en la zona enlazada y también en la última curva del trazado. La carrera entró en sus dos últimas vueltas con Andrea Dovizioso nuevamente líder achuchado por Márquez y con Viñales expectante en la tercera posición.
En la penúltima vuelta Márquez se puso líder, pero Dovizioso le devolvió el adelantamiento en la curva de entrada a la recta de meta. Última vuelta y todo por decidir. Márquez volvió a colocarse líder al superar al italiano en la curva cinco, en donde nunca antes lo había intentado, pero en la curva de entrada a meta Dovizioso se metió por el interior y el de Repsol Honda se abrió un poco para cerrarse de inmediato y en la aceleración de la recta de meta superar a su rival por apenas una décima de segundo, con Maverick Viñales tercero y Valentino Rossi en la cuarta plaza.
Yamaha certificó su milagro en Buriram. A pesar de que habían ido muy bien en los entrenamientos y salían arriba (2º y 4º), pero otras veces sus prestaciones bajan los domingos. Ya hasta sospechan de la goma de las Moto2. Pero, esta vez, sí pelearon hasta por ganar. Desde Alemania, en julio, no estaban tan cerca de la victoria.Costaba hasta explicarlo. Al decir de sus propios pilotos, básicamente se juntaron tres factores: los nuevos neumáticos que llevó Michelin -distintos a los del test-, los progresos en electrónica y, el nuevo reparto de pesos. Esto permitió que Maverick acabara tercero, pegado a Dovizioso y Márquez, y Rossi, cuarto, casi tocándose con Viñales en la última curva.Todo ello delante del jefe. En el box estaba Yoshihiro Hidaka, el presidente de Yamaha Motor Company. De hecho, el catalán nada más bajarse de la moto, tuvo una conversación con el capo, de lo más reveladora. "La moto ha funcionado increíblemente bien. Necesitamos más peso atrás", le decía el de Roses. "Seguiremos probando, seguiremos", le responía el nipón. Buena prueba de que estaban satisfechos, pero que necesitan más armas para luchar por el Mundial de 2019. Valentino lo expuso muy gráficamente. "Para mí, contentarse es una mentalidad perdedora. A veces, nuestros ingenieros se ponen contentos por una vuelta rápida de Maverick en los test, piensan que todo vaya bien. Si yo hiciera su trabajo, analizaría a fondo los resultados de esta segunda parte del Mundial y no estaría feliz por una vuelta rápida o salir una vez en primera fila", expuso. Viñales también dejó algún otro recado a Iwata. "El podio debería ser lo normal. Simplemente, estamos en nuestro lugar. En Japón debemos confirmar si esto funciona", comentaba.
Valentino Rossi estaba contento a medias. Feliz por el resurgir de Yamaha y no tanto por no acceder al cajón a costa de su compañero. Fue prudente en Movistar MotoGP.Resumen. "Al menos fuimos más rápidos que en otras carreras. Hicimos una carrera decente, pudimos luchar por el podio. Al principio, era muy rápido. Pude estar en el grupo de delante. El hecho de estar delante siempre es bonito. Luego, busqué ralentizar un poco para salvar los neumáticos y ver qué pasaba en las últimas vueltas. Pero todavía tenemos algunos problemas. Al final, tanto Maverick como yo teníamos más dificultades que Márquez y Dovizioso. Ellos tenían un poco más. Con lo que nos tuvimos que quedar ahí detrás mirando. Esta vez, Maverick estuvo mejor y logró aguantar mejor el neumático y en las últimas vueltas me batió. Una pena porque me habría gustado estar en el podio. Con lo que no logramos el objetivo. Pero dimos un buen paso adelante respecto a las últimas carreras. En los próximos circuitos veremos si es sólo una cuestión de pista y si logramos ser más competitivos".Última curva. "Sí, lo intenté porque en la última vuelta le pude ganar un poco de tiempo a Maverick. Dovizioso y Márquez se molestaban un poco delante y Maverick ha perdido un poco. Me dije: 'debo intentarlo', pero, por desgracia, llegué a la última vuelta algo lejos. Llegué y dije: 'lo intento'. Pero no estaba. Para evitar provocar daños, me quedé detrás. Estaba demasiado lejos".Problemas solucionados. "Para mí, la próxima carrera será muy importante, pero también las cuatro. Si queremos luchar por ganar, la Ducati y la Honda van fuerte en todas las pistas. Con lo que no podemos tener estos altibajos. Hemos mejorado algo la moto en aceleración. No está mal, pero veremos en Motegi si somos más competitivos".
Poco ha durado el descanso para los pilotos y equipos de MotoGP. Si muchos rodaron en Jerez en un test, hoy tenían otro en Mugello. Ahí estaban los equipos oficiales de Honda, Ducati, Yamaha, Suzuki y Aprilia. Más el privado LCR y varios pilotos de Moto2.La climatología condicionó el ensayo. Había previsión de lluvia. Por eso todos apuraron al máximo y no pararon para comer. Hasta que en torno a las 15.30 cayó una gran tormenta, con algo de granizo incluido, que hizo que casi todos dieran la jornada por concluida. Sólo Rins y Nakagami siguieron en mojado. El nipón se fue al suelo.
El entrenamiento evidenció el gran momento de Honda. Muy pocas motos llevaban 'trasponder' y no había cronometraje oficial, pero desde distintos medios italianos se ofrecen unos tiempos oficiosos. Marc Márquez marcó el mejor registro con un gran 1:46.8, a sólo tres décimas de la pole lograda en el pasado gran premio por Maverick Viñales (1:46.575). Todo ello en una pista que suele ser desfavorable para HRC. Eso sí, el leridano sufrió una caída sin consecuencias físicas en la curva Arrabiata 2. El líder y vigente campeón, como en Jerez, siguió con diversas pruebas aerodinámicas. Probó varios carenados. En uno se observaban unos apéndices más grandes, aunque sin llegar a los extremos de Ducati. Cal Crutchlow fue segundo a cuatro décimas del catalán. Un aviso más del poder de Honda.
Tercero fue Andrea Dovizioso. El italiano se concentró en la puesta a punto para la cita de su país. Llevó un carenado sin alas. De Jorge Lorenzo no hay tiempos. El balear estrenó un nuevo chasis en su búsqueda de una Desmosedici más tranquila y con más giro en curva. Portó dos carenados con las alas en su máximo esplendor.
Las Yamaha volvieron a estar por detrás. Algo preocupante, pues Mugello es, tradicionalmente, un buen trazado para la M1. Como ya sucedió en Jerez y como avisaron sus pilotos, no tenían grandes novedades técnicas. Así, a la espera de mejoras electrónicas, se centraron en la configuración para la carrera del 3 de junio. Viñales habría hecho 1:47.7 y Rossi, 1:48.0. Esto es, Valentino a 1.2 de Márquez.
Más al fondo estuvieron las Suzuki, con Iannone a una décima de Rossi, y las Aprilia. Aleix Espargaró se cayó.
Valentino Rossi llega a su carrera de casa con la confianza y tranquilidad del podio conquistado en Le Mans, pero con la incertidumbre de las pocas prestaciones de la Yamaha en el test de hace tres semanas.
El Gran Premio de Italia siempre es la cita más especial de la temporada para Valentino Rossi, la carrera que reúne a más aficionados y seguidores del piloto de Tavullia y donde siempre ha estrenado una decoración especial de su casco para la ocasión.Rossi fue dueño y señor de Mugello en la categoría reina ganando entre 2002 y 2008 siete veces de forma consecutiva. Desde 2009, cuando fue tercero, no ha vuelto a conseguir la victoria en su trazado, limitándose a repetir la última plaza del podio en 2014 y 2015.Con esa estadística y el actual momento por el que atraviesa la Yamaha, no son demasiado altas las expectativas de Valentino de cara al fin de semana, aunque no por ello la carrera deja de ser especial para el piloto de 39 años. “Es genial haber logrado anotarse un podio en Le Mans justo antes de la carrera de Mugello”, explica Rossi. "En general siempre es bueno poder estar en el podio antes de cualquier carrera, porque de este modo no estás las dos semanas entre grandes premios enojado”. Para Rossi, la de Italia es una cita cargada de compromisos y rodeado de miles de fans que quieren arrancarle una firma o una fotografía, la presión es enorme. “Llegar a Mugello sintiéndote relajado es mejor”, admite.Sin embargo, el test que junto a otros pilotos realizó el pasado 10 de mayo en esta pista no le invita a grandes logros.“Me sentía optimista de cara a la carrera de Mugello antes del test que hicimos aquí hace unas semanas, pero durante el entrenamiento no fuimos tan rápidos como hubiéramos querido. Esperaba más”, reconoce.“Durante el fin de semana tenemos que dar más, hay que mejorar la moto y trataremos de hacerlo lo mejor posible”, dice ‘il dottore’.